viernes, 15 de junio de 2007

→ Inyectame


¿Qué más tengo que hacer para que te des cuenta que te amo? Sí, te amo, asi como eres. Te amo porque abundan y escasean entre nosotros las palabras, porque dices verdades, y yo las creo. Te amo porque somos diferentes, y sin embargo complemantarios. Te grito al oído que no puedo dejarte, porque respiramos el mismo aire, y casi vemos con los mismos ojos.

¿Cómo hago para romper tu burbuja, asi caes a mi lado?
Para que entiendas lo mucho que te extraño?
El mundo es tan inmenso... seriamos dos en la infinidad.
A ojos cerrados.

Mientras afuera llueve. Comencé a pensar que nos encontrabamos acorralados entre cuatro paredes, tu y yo nos miramos por un rato… y las gotas que caían era toda la música que se escuchaba. Más relámpagos, de esos que asustan, y de repente estabas un poco mas cerca. Y las gotas que caían se confundieron con tu sudor. Vi tus ojos que reían y llore de la risa yo también. Te hiciste agua y yo cántaro para recibirte dentro. Enmudecieron las gotas a nuestro alrededor, ahora éramos nosotros los que nos hacíamos río. Un río pálido… sereno, frágil, del momento, pero río al fin. Premonición de los océanos que juntos íbamos a conformar. Ceso la música por nosotros creada, y reaparecieron las gotas. Nosotros nos reíamos, afuera seguía diluviando.



Inyéctame tu luz intra-versículo y dame tres palabras para acomodarnos a nuestro nido de la primavera. Suéltate poco a poco y desciende lentamente por mis vértebras; no te pares a pensar, juega a conocerme; la vida es una montaña de arena que deshace si tan sólo lo piensas.

Drógame con tu esencia, dame la locura de tus dedos, asciende de nuevo por las misma vértebras y termina por romper este sueño.

 
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